Pero es que además, cuando empezamos a montar los muebles ella quiere ayudar, o si no mirad cómo se presta voluntaria:
Lo intenta, pero la pobre no es capaz de atinar con el destornillador. Pobrecita.
Luego, conforme avanza el montaje ella está siempre ahí para revisar los fallos y dar el visto bueno de que todo está en perfecto estado.
Lola, una fan más de IKEA y del bricolaje en general.
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