martes, 15 de noviembre de 2011

Segunda noche fuera de casa (sin los papis)

El pasado fin de semana Carol y yo nos fuimos de escapada con mis compañeros del trabajo, por lo que teníamos que dejar a Lola con alguien. Los elegidos fueron nuestros padres.

El sábado por la mañana salimos de casa y ella se quedó muy triste porque había visto que bajábamos el transportín y se había hecho ilusiones de que íbamos a algún sitio, pero no fue así. Se quedó en su camita, bueno, en su cocina, mirándonos con ojitos tristes e implorándonos que volviéramos a por ella.

Menos mal que poco después llegaron mis padres a recogerla. La sacaron a pasear un poco por el parque, donde vió a su amiga Nala, y luego se la llevaron a su casa. Allí estuvo entretenida siguiendo los pasos de mi padre allá a donde fuera. Que se iba al aseo, ella iba detrás; que se iba a la cocina, pues ella le seguía, así todo el día. Cuando mi madre veía que se aburría un poco la cogía y se la bajaba al parque que tienen al lado de casa, y así ella se entretenía y conocía a otros perros.


La verdad es que se portó muy bien, mientas mis padres veían la tele ella se quedaba tumbadita en su camita, sin molestar, y cuando le daban juego ella se lo pasaba genial. Estuvo muy bien acompañada.

 A la mañana siguiente, sobre las 8 de la mañana, ya había descansado y no tenía sueño, así que empezó a explorar la casa, bueno, menos las habitaciones porque mi madre las había cerrado, pero el resto de la casa sí, hasta que llegó a la habitación de mis padres, empujó la puerta, se coló, se acercó a su cama, y empezó a llamar la atención con sus patitas para ver si le hacían caso, así que al final tuvieron que levantarse y bajárela un poco a pasear y que hiciera sus necesidades.


Más tarde mis padres se tenían que ir al apartamento de la playa a celebrar el cumpleaños de mi abuela y mi prima, así que dejaron a Lola en casa con la intención de que la recogieran los padres de Carol y se la llevaran al campo; lo que pasa es que se les hizo un poco tarde y nosotros nos adelantamos, así que volvimos del viaje y nos quedamos con ella toda la tarde, haciéndole compañía, descansando y jugando también.

Es que Lola se ha hecho mayor y ahora se porta muy bien, tanto en casa como con invitados o de visita.