Pero ella sospechaba...
Los dos días anteriores yo estuve muy insistente en comprar la camita, los juguetes e incluso la comida para el cachorro que íbamos a comprar en un futuro. Una compañera de trabajo me dejó el trasportín y eso que aún no teníamos el cachorro visto, o al menos eso pensaba Carol.
Al final, como la vi que sabía algo pero no quería hablar le pregunté que si sabía a dónde íbamos y ella me dijo que sí: "¿vamos a por Lola?" y yo se lo confirmé.
Qué alegría le dio.
Cuando llegamos a Molina del Segura conocimos a Aquiles, el papá de Lola, y a sus dueños, y luego ellos nos acompañaron a casa de la madre, Queen, donde vimos a toda la camada. Tenía 3 hermanos y 2 hermanas y estaban todos por ahí correteando, ¡qué graciosos! Al final, como no nos decidíamos por ninguno empezamos a descartar. Guardaron a los machos en la jaula, porque teníamos claro que queríamos hembra, y entonces se quedaron las 3 hembritas por ahí jugando. Había una muy bonita y gordita, otra también bonita y más pequeña y otra un poco más feíta. En un momento dado vi que una saltaba sobre la gordita jugando y dije "yo quiero ésa". Me encantó que fuera juguetona y activa, y ésa fue Lola.
A la vuelta pasamos por Playa Lisa donde estaba mi familia comiendo y conocieron al cachorrito, vamos, era un juguete para todos.
Y un año más tarde por aquí sigue Lola, un poco más tranquila pero todavía juguetona, preciosa y muy simpática y cariñosa, con muchos amigos y mucha gente que le quiere. Bueno, ya la conocéis.